El dolor sacroilíaco es una patología compleja, de alta prevalencia, generalmente subdiagnosticada y subestimada en su magnitud, adscribiéndose generalmente dentro del dolor lumbar, lo cual frecuentemente la lleva
a tratamientos prolongados e inefectivos. Su diagnóstico es difícil, generalmente clínico, requiere de la realización de una serie de maniobras de provocación que en su conjunto pueden ayudar al diagnóstico; sin embargo, ninguna de ellas es específica, y pacientes con patología lumbar baja o de cadera pueden referir dolor con ellas. Por este motivo frecuentemente es necesario realizar infiltraciones anestésicas para confirmar el diagnóstico. El tratamiento es variado, complejo y controversial, dada su etiología multicausal y frecuentemente desconocida.