¿Tienes algún dolor crónico y no sabes como resolverlo?
Nuestros ancestros tenían que moverse para conseguir alimentos, salvar la vida y buscar pareja. Hacían ejercicio. Sabemos que no tenían problemas de obesidad, sedentarismo ni síndromes metabólicos. Sí tenían, sin embargo, problemas de supervivencia y la esperanza de vida estaba por debajo de su peso….
La cultura, el progreso-regreso, ha facilitado el acceso a nutrirse, cobijarse, protegerse y emparejarse. La expectativa de vivir y engordar ha ido de la mano, gracias al garantismo social y su consecuencia lógica: el sedentarismo.
Ya no tenemos la necesidad de andar de aquí para allá, correr, saltar, para ver cómo conseguimos el próximo bocado o evitamos a los predadores.
No necesitamos hacer ejercicio para sobrevivir, pero sí para residir en un organismo saludable, resistente y potente.
En los congresos se ha aportado evidencia abrumadora de que los sedentarios-obesos y con previsible síndrome metabólico, deben de comer menos y moverse más.
Aunque no siempre se puede hacer.
Unas veces porque somos perezosos y otras porque ese organismo tan necesitado de la actividad física y mental niega la motivación. Prefiere que el residente, el individuo no quiera moverse y que si lo hace, se sienta profundamente cansado y dolorido.
¿Motivos para esa desmotivación?
En ocasiones estamos enfermos o lesionados y la actividad resultaría perjudicial. Es más juicioso quedarse en la guarida y que los compañeros de manada nos cuiden. El organismo actúa con inteligencia evolutiva.
El organismo activa sus recursos de sentirse enfermo, desganado.
La función evaluativa, en base a la información recibida de los tejidos enfermos-lesionados, se proyecta en la conciencia como pocas ganas de mover el esqueleto, y muchas de quedarse quieto, con el dolor como garante de que así será. Nada tampoco de bailar alrededor de la hoguera ni participar en los cotilleos. A solas con la rumiación negativa de qué hemos podido hacer mal para que haya sobrevenido la enfermedad-lesión.
Sin embargo, el organismo quiere, muchas veces, que nos comportemos como si hubiera enfermedad-lesión, sin haberla.
«No tiene usted nada. No hay motivos para que le duela ni se sienta cansado»
Las etiquetas aparecen: «psicológico», «fibromialgia», «desgaste», «los años»…males misteriosos e irreversibles.
El organismo quiere (y consigue) que el individuo se comporte como un enfermo. El individuo quiere que le encuentren el mal y lo reparen o, al menos, ofrezcan un cierto alivio y los profesionales recomiendan un ejercicio imposible para quien se siente, realmente, enfermo.
¿Qué hacer?
Trabajar el proceso evaluativo-motivacional, absurdo, que se proyecta en la conciencia como dolor, cansancio y falta de concentración y mal sueño.
«Está usted sano» Puede y debe moverse. No tenga miedo. Tenemos que lograr que su organismo levante el veto. Hay que desactivar la evaluación de enfermedad-lesión. Líbrese de las etiquetas. Sus huesos no rozan, no pinzan nervios. La artrosis no es una enfermedad. Usted puede ser un tipo psicológicamente normal. No tiene ninguna enfermedad misteriosa. Hable con su cerebro. Interiorice estas nuevas convicciones.
Es decir, Educación en la función evaluativa neuroinmune, en su dependencia cultural y, a la par, recuperación de la actividad perdida.
«Un buen fisioterapeuta le ayudará a desetiquetarse y recuperar la forma». No basta el gimnasio físico-mental. Hace falta también la Academia.
El dolor es algo que exige una explicación, decía Annie Carson.
Yo, como fisio (alcalde) vuestro que soy os debo una explicación, y esa explicación os la voy a dar… Pepe Isbert en Bienvenido Mister Marshalll
El organismo no se bajará del burro hasta que tenga claro que la actividad no es amenazante e improductiva. Un buen profesional debe hacer el trabajo de desactivar ese empecinamiento.
Puede que no se esté cumpliendo con este tarea y que, incluso, se esté haciendo lo contrario: promover conductas de enfermedad, dependencia de etiquetas y terapias improductivas.
Hay que moverse, ponerse objetivos y tratar de conseguirlos, bailar, saltar, magrearse (adelgazar…), pensar productivamente.
Extraído de la pagina web del Dr. Arturo Goicoechea. Neurólogo
Penadés Terapia